Él nos reconcilió con el Padre, nos mostró como ser
niños de Dios durante nuestro terreno peregrinar, nos abrió las puertas del
Cielo y envió Su Espíritu para quedarse con nosotros como Guía y Maestro.
Su vida está llena de cualidades y virtudes por
imitar. No vino de manera arrogante a mostrarnos nuestros errores. Vino como un
humilde y obediente siervo para enseñarnos a vivir. Nos dijo que siguiéramos
sus pasos con coraje desde su espíritu y nos prometió que algún día
compartiríamos con él su Gloria así como compartimos con él su Cruz.
Su Carisma
La habilidad de atraer a la gente es conocida como un
"carisma". Cada vez que Jesús aparecía en público, estaba en medio de
una multitud. Es algo que una persona común y corriente no puede explicar -solo
sabían que este Hombre era diferente. Tan diferente que parecía dividir a la
masa en dos facciones -a favor y en contra. Nadie que conoció a Jesús se fue
sin haber cambiado. Muy pocos entendieron que delante de ellos estaba Dios
hecho hombre. Esta cualidad divina lo distanció de los demás pero a la vez lo hizo
ser cercano y entendible.
Leal
Jesús
era leal con sus apóstoles, incluso sabiendo plenamente de su cobardía. Era
leal con los pobres, aceptando las críticas de los fariseos, de tal forma que
el necesitado nunca se sintiera abandonado. Era leal a su Padre, cumpliendo su
Voluntad, incluso hasta la muerte.
Cercano y accesible
Cuando Juan el Bautista envió a sus discípulos para
preguntar al Maestro si Él era Aquél que había de venir, Jesús les respondió:
"Díganle a Juan -los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son curados
y los sordos oyen, los muertos resucitan, y la Buena Nueva es proclamada a los
pobres" (Mt 11, 4-5).
Jesús se hizo a sí mismo accesible a cualquiera. A
diferencia de los anteriores profetas y los hombres religiosos de su época, que
generalmente se mantenían aislados, era fácil aproximarse a Jesús y Él estaba
siempre listo para dar su ayuda. Nunca estuvo muy ocupado o muy cansado como
para no bendecir niños, tocar leprosos, o predicar a aquellos que anhelaban la
Palabra de Dios.
Noble y generoso
Somos generosos cuando damos, pero somos nobles
cuando compartimos y nos abnegamos para que otros reciban la gloria.
Jesús era generoso en dar sus dones y su poder a
los hombres finitos.
Le dio a sus apóstoles el poder de sanar, de echar
a los demonios y de resucitar a los muertos, y se alegró cuando regresaron y le
contaron de sus logros -logros que Su poder realizó en ellos.
Sentido del humor
Es muy razonable pensar que Dios que había creado
al hombre para reír, tendría que haber reído Él mismo. Aunque no hay ningún
pasaje específico en las Escrituras que indique que Jesús haya reído, existen
numerosos pasajes en los que se indica que Él sí hizo reír a los demás. Por lo
menos, muchos mostraron aquella complacida sonrisa que uno ve cuando se dice
una palabra o se hace un gesto que expresan algo que no había sido dicho desde hacía
mucho tiempo.
Jesús nuestro modelo
La principal meta en la vida de todo cristiano es la
de ser una imagen perfecta de Jesús, así como Él es una imagen perfecta del
Padre. El amado semblante del Maestro está impreso en la mente del cristiano.
Las palabras del Maestro arden en su corazón.
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